Guías Mundiales de la Organización Mundial de Gastroenterología
Actualización 2017
Equipo de Revisión
Muhammad Umar (Coordinador, Pakistán)
Aamir G. Khan (Co-coordinador, Pakistán)
Zaigham Abbas (Pakistán)
Sanjeev Arora (India)
Naqvi Asifabbas (RU)
Andre Elewaut (Bélgica)
Gamal Esmat (Egipto)
Graham Foster (RU)
Michael Fried (Suiza)
Khean-L Goh (Malasia)
Hamama Tul Bushra Khaar (Pakistán)
Tayyab Saeed Akhter (Pakistán)
Michio Imawari (Japón)
Vasily Isakov (Rusia)
Douglas LaBrecque (EUA)
Anton LeMair (Países Bajos)
Peter Malfertheiner (Alemania)
Steve Ryder (RU)
Peter Schiedermaier (Alemania)
Davor Stimac (Croacia)
Rakesh Tandon (India)
Federico Villamil (Argentina)
Rodrigo Zapata (Chile)
y como asesor especial
Peter Ferenci (Austria)
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Esta guía resultará de interés para todos los profesionales de la salud dedicados al tratamiento de personas con hepatitis C en diferentes países del mundo tanto a nivel de atención primaria como secundaria. Abarca todas las etapas de la vía de la gestión de la enfermedad: tamizaje para detección, análisis de laboratorio, diagnóstico, derivación, tratamiento, atención y seguimiento de niños y adultos con hepatitis C o expuestos al virus de HC (VHC).
Son numerosas las guías elaboradas anualmente por prestigiosos organismos médicos que describen las prácticas que constituyen el “patrón oro” y están dirigidas a médicos que cuentan con abundancia de recursos en sus lugares de trabajo. Las principales directrices internacionales sobre el tratamiento de la hepatitis C se enumeran en la Tabla 1.
Por lo tanto, algunas de estas directrices tal vez no sean accesibles o pertinentes para muchos médicos de los países en desarrollo. Toda guía occidental que no reconozca este hecho puede estar impidiendo la difusión de conocimiento y la evidencia a la totalidad del público mundial. La OMG ha desarrollado el concepto de “cascadas” con el fin de hacer que las directrices sean más aplicables a contextos con recursos diferentes, proporcionando una serie de opciones de diagnóstico y tratamiento relacionadas, organizadas jerárquicamente en términos de condiciones y recursos disponibles [6].
Las directrices de la OMG incluyen alternativas para los clínicos con fondos limitados. Estas alternativas suelen sugerirse sobre la base del costo, pero también pueden tener en cuenta la disponibilidad de recursos, la tecnología y la infraestructura a nivel local. Las cascadas pueden ir desde una simple lista de opciones, a vías de diagnóstico y tratamiento paralelas más complejas y pasan de ser “ciegas a los recursos” a “sensibles a los recursos”. Inevitablemente, las cascadas se basan más en pruebas empíricas que en opciones “patrón oro”. Los fondos para la investigación suelen dedicarse a tratar de mejorar las “mejores prácticas” en lugar de los aspectos prácticos de ejecución en los países en desarrollo. Sin embargo, si se cuenta con un fuerte involucramiento de clínicos con experiencia en los países en desarrollo, suele ser posible alcanzar un consenso. Un uso más generalizado de las cascadas en las directrices también puede motivar la investigación sobre las mejores opciones para los servicios que disponen de recursos limitados.
Al analizar la epidemiología de la infección por el VHC a nivel mundial, es fundamental también considerar las diferencias “norte-occidente” y “oriente-sur”. Estas diferencias incluyen una baja prevalencia de la infección por el VHC en el “norte” y “occidente” [7,8] y una prevalencia de moderada a alta [9–11] en el “sur” y “oriente” – lo que implica una carga financiera y de recursos para países con recursos ya limitados. El principal factor de riesgo para el VHC en el “oriente” es la falta de seguridad de las inyecciones realizadas con fines terapéuticos, debido a la mala aplicación de las directrices universales para el control de infecciones, como las referentes a la reutilización de jeringas, agujas o equipos que se usan de un paciente a otro sin respetar las técnicas adecuadas de esterilización. Esto afecta las estrategias de tratamiento en los países en desarrollo y destaca la necesidad de estrategias de prevención, sensibilización del público, educación sanitaria y concientización del personal sanitario y de las autoridades correspondientes a nivel de los gobiernos. Por otra parte, en los países occidentales desarrollados, el VHC es transmitido principalmente por usuarios de drogas inyectables que comparten las agujas. La prevalencia de anticuerpos contra el VHC entre los usuarios de drogas intravenosas puede variar de 35% a 61% [12,13], y el consumo de drogas intravenosas da cuenta del 60-80% de las nuevas infecciones por VHC en los Estados Unidos.
Otros factores que inciden son la disponibilidad, el costo y la calidad de los análisis diagnósticos para la infección por VHC, lo que dificulta enormemente el tamizaje, incluso en poblaciones de alto riesgo, lo que lleva a inexactitudes en la recogida de datos y los informes. De manera similar, la estandarización y la metodología de las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) dificultan aún más la decisión de a “quién tratar”.
La historia natural del VHC también es diferente en “oriente” y “occidente”, debido a factores de riesgo específicos como el consumo de alcohol, adicciones, el uso de drogas intravenosas, co-infecciones y superinfecciones. Otras comorbilidades (como la prevalencia de la obesidad y el síndrome metabólico) y deficiencias nutricionales también afectan la histología hepática y la progresión de la enfermedad.
La hepatitis C es una enfermedad hepática contagiosa causada por el virus de la hepatitis C (VHC). El virus es endémico en todo el mundo, y un análisis reciente que incluyó 1217 estudios que representan a 117 países y el 90% de la población mundial concluyó que aproximadamente en todo el mundo hay 180 millones de personas seropositivas para el VHC. Se calculó que el genotipo 1 del VHC es el de mayor prevalencia a nivel mundial, comprendiendo 83,4 millones de casos (46,2% de todos los casos de VHC), aproximadamente un tercio de los cuales se encuentran en Asia oriental. El genotipo 3 es el siguiente en prevalencia a nivel mundial (54,3 millones, 30,1%); los genotipos 2, 4 y 6 son responsables de un total de 22,8% de todos los casos; entre tanto, el genotipo 5 constituye <1% restante.
El uso de drogas intravenosas, los tatuajes y los procedimientos médicos como la diálisis y las transfusiones sanguíneas realizadas en la era en que todavía no se detectaba el VHC han contribuido a la amplia propagación del VHC. Se ha convertido en un importante problema de salud mundial ampliamente reconocido [14]. La distribución de la infección por VHC muestra una considerable variación geográfica, con una mayor prevalencia en países de Asia oriental, América Latina, el Mediterráneo y ciertas zonas de África y Europa del este.
La hepatitis C es un desafío a nivel mundial. Los datos sobre la prevalencia mundial se basan principalmente en los estudios de seroprevalencia del HCV [15]. Sin embargo, los datos de la OMS se basan en estudios publicados y datos presentados por diferentes países y regiones. Si bien el VHC constituye una epidemia mundial, existe una gran variabilidad en su distribución en diferentes regiones del mundo [5].
Las tasas de prevalencia más altas se registran en los países pobres en desarrollo de África y Asia, mientras que las naciones industrializadas desarrolladas en Europa y América del Norte tienen tasas de prevalencia bajas. Los países con altas tasas de infección crónica son China, Pakistán, Nigeria y Egipto. Desgraciadamente, no hay buenos datos de países africanos, con la excepción de Egipto, Marruecos y Sudáfrica. Se cree que la principal vía de transmisión en estos países son las inyecciones riesgosas en las que se utilizan equipos contaminados -como en el caso de Egipto, donde la epidemia del VHC se ha atribuido principalmente al uso de jeringas de vidrio no desechables para el tratamiento parenteral contra la esquistosomiasis (tartrato de antimonio y potasio) durante más de 30 años.
La hepatitis C crónica es la causa más común de cirrosis y la indicación más común de trasplante hepático en Europa, América del Norte y del Sur, Australia, Japón y Egipto. El riesgo de que los pacientes evolucionen a la cirrosis oscila entre 5% y 25% a lo largo de períodos de 25-30 años [16].
El VHC se transmite principalmente a través de la exposición percutánea: consumo de drogas inyectables, heridas por agujas y control inadecuado de la infección en los centros de atención sanitaria; siguen dándose casos de infecciones nosocomiales en todo el mundo. Con menor frecuencia se da la transmisión del VHC entre hombres seropositivos para el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH) como resultado del contacto sexual con una pareja infectada con el VIH [19], y en los bebés nacidos de madres infectadas por el VHC. Se estima que el uso excesivo de inyecciones y prácticas riesgosas de inyección causa entre 2 y 5 millones de infecciones por VHC en todo el mundo [16,20–27].
El riesgo de transmisión del VHC en una relación heterosexual monógama parece ser muy bajo (1,2% o menor) y la máxima incidencia de transmisión del VHC a través de relaciones sexuales fue del 0,07% al año, o aproximadamente uno por cada 190.000 contactos sexuales [28].
Las infecciones pueden variar en gravedad - desde una enfermedad leve que dura sólo unas semanas hasta una enfermedad grave (infección aguda) o una enfermedad de por vida (infección crónica). Aproximadamente 80% de los pacientes infectados con el VHC adquieren una infección crónica, y la mayoría de estos pacientes mostrarán evidencia de hepatitis crónica. El período de incubación es de 14-180 días (promedio 45 días); actualmente no se dispone de ninguna vacuna contra la hepatitis C.
Predictores de cronicidad en la infección por el VHC [30]:
La infección por hepatitis C suele progresar lentamente durante un período de muchos años, y entre el 5% y el 15% de los pacientes con hepatitis crónica puede evolucionar a cirrosis hepática en el transcurso de 20 años [31]. Sin embargo, varios estudios han sugerido un curso más benigno de la enfermedad [32] e indican que la fibrosis es un proceso altamente impredecible [33]. Aproximadamente el 80% de los pacientes infectados con el VHC se infectarán crónicamente, aunque algunos estudios sugieren mayores tasas de eliminación espontánea, particularmente en los jóvenes [34,35].
Anualmente, aproximadamente 4-9% de los pacientes con cirrosis desarrollará insuficiencia hepática progresiva (descompensación), con un 1-4% riesgo anual de evolucionar hacia un carcinoma hepatocelular (CHC) primario. [36]. La tasa de mortalidad debida a insuficiencia hepática progresiva o CHC seguirá aumentando en las próximas décadas. En algunos países, la infección por VHC es la principal causa de muerte por enfermedad hepática y es la principal indicación para el trasplante hepático.
Aproximadamente 70-80% de los pacientes con hepatitis C son asintomáticos; en la hepatitis aguda o aguda que se cronifica, los síntomas de todos los tipos de hepatitis viral son similares y pueden incluir uno o más de los siguientes: fatiga, dolor abdominal, falta de apetito, ictericia.
3.2.1 Asesoramiento de personas infectadas para evitar la transmisión del VHC
3.2.2 Prevención en la comunidad y en las dependencias sanitarias
La infección con HCV se diagnostica mediante la prueba de anticuerpos específicos usando un inmunoensayo enzimático (ELISA). La presencia de anticuerpos contra el VHC muestra que la persona se ha infectado con el virus del VHC, pero no indica si la infección es aguda o crónica, o si se ha resuelto. Los anticuerpos pueden no ser detectables durante las primeras semanas después de la infección inicial, debido al “período de ventana”, o si el paciente está inmunocomprometido.
A diferencia de los virus de la hepatitis A y de la hepatitis B, para los que el diagnóstico de infección aguda se basa en anticuerpos inmunoglobulina M (IgM), no existe un marcador serológico para la infección aguda por VHC. Las pruebas de detección de infección crónica por HCV son inmunoanálisis enzimático (IAE) o inmunoensayo de quimioluminiscencia (CLIA por su nombre en inglés:) para anti-HCV y verificación mediante un ensayo adicional más específico, por ejemplo, prueba de ácido nucleico para el ARN de HCV.
El diagnóstico de la hepatitis C aguda depende de:
Si desde el principio se logra detectar tanto el anti-HCV como el ARN del VHC, puede resultar difícil establecer el diagnóstico diferencial entre una infección aguda por el VHC y una infección crónica que presenta con un episodio de elevación de ALT.
La OMS ha precalificado la primera prueba de diagnóstico rápido del VHC, una herramienta que será de gran ayuda para el diagnóstico del VHC y mejorará el acceso al tratamiento en países de ingresos bajos y medianos. La prueba recientemente precalificada, SD Bioline HCV, fabricada por Standard Diagnostics, Inc. (Corea del Sur), es un método de diagnóstico para el punto de atención, lo que lo hace particularmente apropiado para países con pocos recursos en los que pueden escasear los laboratorios de análisis y el personal capacitado. Es parecido a una prueba de embarazo de venta libre en farmacias; no requiere infraestructura hospitalaria o electricidad y puede ser realizada por trabajadores de la salud con una formación mínima. El resultado demora 20 minutos. El producto no ha sido validado para lactantes o niños [38].
Se recomienda el tamizaje para grupos de riesgo y algunos grupos de edades en particular; los factores de riesgo varían de un país a otro, al igual que el riesgo de infección por VHC en varios grupos. Si no resulta práctico realizar el tamizaje tal como se sugiere en la lista de la Tabla 6 (por ejemplo, ¿los pacientes son conscientes de que se les ha inyectado con jeringas usadas?), los pacientes deben someterse a exámenes si presentan niveles elevados de aminotransferasa al consultar inicialmente. Los Centros para el Control de Enfermedades en los Estados Unidos recomiendan probar a toda la generación de baby boomers; en Europa, en cambio, no se lo recomienda.
El objetivo en el tratamiento de la infección por VHC es reducir las complicaciones relacionadas con el virus. Este objetivo se logra mediante la erradicación del virus hasta lograr una respuesta viral sostenida (RVS). En los pacientes que consiguen una RVS se produce una eliminación del virus, y las posibilidades de que éste se reactive son insignificantes. Se han demostrado mejoras en la necroinflamación y la fibrosis hepática, y en el riesgo de carcinoma hepatocelular en pacientes que han logrado una RVS.
Los pacientes en los que la infección aguda por VHC se ha resuelto sin tratamiento no necesitan tratamiento antiviral. Dependiendo de las fuentes, los autores comunican que entre el 15% y el 50% de los pacientes se recuperan espontáneamente.
Se ha demostrado que el tratamiento y curación de la hepatitis C previenen el riesgo a largo plazo de complicaciones y es la forma más importante de manejo de la infección crónica por VHC.
Los genotipos no 1 del HCV son los más comunes en los países densamente poblados de Asia meridional, Asia oriental, África y Oriente Medio. En la era previa del interferón pegilado (PEG-IFN), la monoterapia con IFN convencional o la terapia convencional con interferón/ribavirina (IFN/RBV) constituían el pilar fundamental del tratamiento del VHC en la mayor parte del mundo. Después de 2002, apareció PEG-IFN/RBV. Los ensayos clínicos cruciales sobre el tratamiento con PEG-IFN/RBV mostraron una RVS del 40-45% en pacientes con el genotipo 1, hasta un 80% en aquellos con genotipo 2, y sólo un 50% en aquellos con genotipo 3a. Todos estos tratamientos dejaban alrededor del 50-60% de los pacientes con hepatitis C crónica como no respondedores o con recaídas [35]. Además, estas terapias requerían 24-48 semanas de inyecciones con interferón y ribavirina, con una importante toxicidad, y demasiados pacientes no eran elegibles para IFN o eran reacios a aceptar el tratamiento debido a efectos adversos. Por lo tanto, se necesitaba un régimen ideal que implicara solo fármacos por vía oral, en una dosis diaria, una corta duración de la terapia y efectos secundarios mínimos; además, debería servir para todos los genotipos y tendría un alto valor de RVS (> 95%), independientemente de la etapa de la fibrosis hepática, la no respuesta previa al tratamiento con IFN/RBV, el sexo, la raza y la edad [39].
Después de 2011, esto llevó a la era de los antivirales de acción directa (AAD), que constituyen el actual estándar de cuidado.
El sofosbuvir (SOF), se encuentra fácilmente disponible en el mundo en desarrollo, se toma un comprimido de 400 mg una vez al día. La dosis a usar de PEG-IFN-a2a es de 180 μg una vez por semana, mientras que PEG-IFN alfa-2b debe usarse en una dosis basada en el peso de 1,5 μg/kg por semana. La dosis de ribavirina (RBV) depende del peso del paciente (por ejemplo, 1000 mg en pacientes <75 kg y 1200 mg en pacientes > 75 kg).
Al principio los nuevos AAD se conseguían sólo a un precio muy alto. En los países de bajos ingresos se hicieron grandes esfuerzos por negociar los precios. Esto llevó a una gran disparidad de precios en las diferentes regiones del mundo. Por ejemplo, en los Estados Unidos se lanzó el sofosbuvir a $ 28,000 la caja, con un costo aproximado de alrededor de $ 84,000 por 3 meses, mientras que el mismo genérico se consigue en Pakistán e India a un precio de $ 300 (el ciclo completo de 6 meses cuesta $ 1800).
Gilead Sciences, Inc., fabricante de Sofosbuvir, ha firmado acuerdos voluntarios de licencia con varios fabricantes para comercializar versiones locales de estos medicamentos genéricos en algunos países de ingresos bajos y medianos, por lo que los precios han disminuido aún más, particularmente en esos países. Sin embargo, estos acuerdos de licencia voluntaria no se aplican en varios países de ingresos medios que también tienen una importante carga de morbilidad, como China, Brasil, Argentina, Irán y Turquía. Las versiones genéricas de los AAD son una alternativa bastante barata y efectiva. En un estudio de 448 pacientes, Freeman y col. informaron una RVS4 de aproximadamente el 94% utilizando AAD genéricos [43].
Las opciones de tratamiento que se presentan en las directrices deben seleccionarse sobre la base de los recursos sanitarios y financieros disponibles. Todas las opciones se basan en pruebas empíricas de expertos regionales y sociedades científicas, que divergen muy poco de la práctica médica basada en la evidencia. Esto representa un esfuerzo por hacer que el tratamiento contra la hepatitis C se pueda aplicar a nivel mundial y que sea factible en la práctica, actualizando la información disponible para los médicos que ejercen a todos los niveles y permitiendo así que los pacientes con hepatitis C en todo el mundo reciban el máximo beneficio.
Por último, las directrices no son reglas fijas, sino que representan un proceso dinámico y siempre cambiante, que orienta a los médicos a tratar a los pacientes en consecuencia y teniendo en cuenta enfoques individualizados siempre que sea necesario. Las directrices siempre necesitan mejorar y actualizarse a medida que van surgiendo nuevos estudios y pruebas.
La infección por el VHC puede curarse mediante un tratamiento antiviral; sin embargo, debido a la naturaleza asintomática de la enfermedad, muchas personas infectadas no son conscientes de la infección, y para aquellos a los que se les diagnostica la enfermedad, el acceso al tratamiento sigue siendo malo en muchos contextos [5].
Por lo tanto, todos los pacientes con infección crónica por VHC deben recibir terapia, excepto los que tengan una corta esperanza de vida debido a comorbilidades graves. Los pacientes que tienen un alto riesgo de complicaciones hepáticas deben tener la prioridad al considerar el tratamiento inmediato.
He aquí los pacientes que están en alto riesgo de complicaciones hepáticas:
Las recomendaciones para los regímenes preferidos de tratamiento con VHC continúan evolucionando, pero en algunos casos todavía dependen de varios factores que comprometen una RVS:
Los siguientes son factores predictivos para una respuesta menos favorable al tratamiento con combinaciones de AAD:
Antes de comenzar el tratamiento con AAD, debe evaluarse lo siguiente:
5.5.1 Recomendaciones para el monitoreo previo al tratamiento.
1. Se debe realizar un hemograma completo (HC), pruebas de función hepática (PFH), albuminemia, INR, tasa de filtración glomerular (TFG) y una prueba de TSH (si se planea un régimen de IFN) dentro de las 12 semanas del inicio de la terapia.
2. Se debe hacer una PCR cuantitativa y genotipificación en cualquier momento antes de iniciar la terapia.
3. Las mujeres en edad de procrear deben someterse a pruebas urinarias de detección del embarazo antes de iniciar la terapia. En la actualidad, están contraindicados todos los nuevos regímenes de terapia oral, con o sin ribavirina, durante la lactancia debido a la falta de información sobre seguridad en los seres humanos, y se siguen recomendando medidas adecuadas de anticoncepción de rutina para las mujeres en edad fértil [48].
4. Con regímenes que contienen ribavirina, se deben tener en cuenta la edad del paciente y la comorbilidad cardiovascular debida a anemia secundaria.
Recomendaciones para los pacientes que reciben tratamiento con VHC mientras lo reciben:
1. Se debe alentar el cumplimiento cuando el paciente acude a las visitas clínicas o por teléfono. Se debe investigar todo evento adverso, dando asesoramiento sobre las interacciones medicamentosas. La Universidad de Liverpool ofrece una herramienta para verificar las interacciones: “HEP Drug Interaction Checker” (http://www.hep-druginteractions.org) [49].
2. Se deben realizar pruebas de HC, creatinina sérica, TFG y PFH luego de 4 semanas de tratamiento. Se pueden realizar los hemogramas con más frecuencia en pacientes que reciben ribavirina, si están clínicamente indicados.
3. Las pruebas de TSH deben hacerse a las 12 semanas para aquellos pacientes que reciben interferón.
4. La evaluación PCR cuantitativa debe realizarse al final del tratamiento y repetirse a las 12 semanas.
5.6.1 Cuándo suspender el tratamiento debido a los efectos secundarios
5.7.1 Para los pacientes que no responden al tratamiento
1. PFH, HC e INR cada 6-12 meses para evaluar la progresión de la enfermedad (pacientes F4).
2. Vigilancia de HCC para pacientes con fibrosis avanzada (metavir F3/F4) mediante controles ecográficos cada 6 meses.
3. Vigilancia endoscópica de varices en pacientes cirróticos.
4. Evaluación de una repetición del tratamiento en cuanto se disponga de un tratamiento alternativo eficaz. Es preciso realizar pruebas de mutación antes del tratamiento para seleccionar el mejor régimen disponible a la fecha. En la actualidad, las directrices recomiendan evaluación de la resistencia a NS5A en pacientes en los que ha fracasado AAD, especialmente antes de considerar elbasvir/grazoprevir para los pacientes del genotipo 1a.
5.7.2 Para los pacientes que logran una RVS
1. Para los pacientes con fibrosis F0-F2, se aplican las mismas recomendaciones, igual que si nunca se hubieran infectado con el VHC.
2. Para los pacientes con fibrosis F3-F4, se recomienda la monitorización ecográfica dos veces al año para controlar el CHC.
3. Vigilancia endoscópica de base para los pacientes cirróticos, y si se encuentran várices, se los debe tratar y seguir de la manera estándar.
4. Si las PFH se mantienen anormales a pesar de una RVS, deben evaluarse otras causas de enfermedad hepática.
5.9.1 Tratamiento de la hepatitis C aguda
La hepatitis C aguda es difícil de diagnosticar en pacientes asintomáticos, particularmente cuando no queda claro el momento exacto en que se contrajo el virus. Hay dos cuestiones que deben abordarse en pacientes con hepatitis C aguda: en primer lugar, cuándo comenzar la terapia; y, en segundo lugar, cuál debe ser el régimen y la duración de la terapia.
En un metaanálisis de 16 estudios, el resultado en el grupo de pacientes a los que se les ofreció terapia temprana en la hepatitis aguda fue mejor que en el grupo de pacientes observados por aclaramiento espontáneo. En otro estudio, la terapia temprana con dosis más altas de IFN convencional alcanzó una RVS de 85-100%. La dosis de IFN convencional fue de 5-10 millones de unidades/día durante 12 semanas. Otra opción era PEG-IFN en una dosis de 1,2-1,3 mg/kg por semana, considerando la conveniencia del esquema posológico, pero el costo era más alto [60–65].
Un estudio de Deterding y col. mostraron que la demora en instaurar el tratamiento no disminuía su eficacia, comparado don el tratamiento inmediato. Además, la ventaja de demorar el tratamiento es que puede evitar un tratamiento innecesario en pacientes que luego lograrían eliminar el virus espontáneamente sin ningún tratamiento; sin embargo, cuando se decide no tratar, es preciso realizar una estrecha vigilancia de los pacientes [66].
Dado que los nuevos AAD tienen una mayor eficacia y seguridad, el argumento a favor del tratamiento temprano ha perdido fuerza relativamente. Por lo tanto, las nuevas recomendaciones son las siguientes.
5.9.2 Tratamiento de la infección por VHC en niños
Hay diferentes escuelas de pensamiento con respecto al tratamiento de la hepatitis C en niños. Como el curso natural de la infección crónica por la hepatitis C es lento, el tratamiento puede ser aplazado hasta la adolescencia. Sin embargo, también se piensa que los adolescentes y adultos jóvenes son más despreocupados y menos propensos a cumplir con el tratamiento.
AASLD todavía recomienda sólo interferones concomitantemente con RBV en la población pediátrica, y se piensa que PEG-IFN es superior al IFN convencional en los niños también [67]. El peginterferón alfa-2b se administra a una dosis de 60 μg/m2/semana, mientras que el peginterferón alfa-2a se administra a una dosis de 180 μg/1,73 m2/semana junto con RBV a una dosis de 15 mg/kg/día. La combinación se administra durante 48 semanas en los pacientes con los genotipos 1 o 4, y durante 24 semanas en aquellos con los genotipos 2 o 3.
La respuesta pediátrica al tratamiento con IFN/RBV en la infección por VHC es de 36-57% de RVS para el genotipo 1, 84-100% para los genotipos 2 y 3 y 50-80% para el genotipo 4. El perfil de efectos secundarios de IFN/RBV en niños incluye síntomas similares a los de la gripe, fiebre, leucopenia, cefaleas, dolor abdominal, pérdida del apetito, diarrea y efectos psiquiátricos [68–72].
Debido a los efectos secundarios y a la baja RVS, particularmente en el genotipo 1 en niños, es preciso considerar el uso de AAD. Dos ensayos patrocinados por Gilead Sciences se encuentran en fase 2, evaluando la eficacia y seguridad de ledipasvir y sofosbuvir para el genotipo 1 y sofosbuvir y RBV para los genotipos 2 y 3, respectivamente. La excelente eficacia de los nuevos AAD en la población adulta ha animado a los investigadores a evaluar los fármacos en la población adolescente. Se ha evaluado la farmacocinética y el perfil de seguridad de sofosbuvir y ledipasvir/sofosbuvir en niños de 12 a 17 años de edad, y se han reportado resultados comparables en este grupo [73]. Sin embargo, se requieren ensayos más profundos antes de poderse aprobar el uso de estos AAD en niños.
Notas:
Con la aprobación de nuevos fármacos y nuevos AAD, han surgido expectativas de que estos medicamentos brinden un tratamiento efectivo, seguro y barato para el VHC. Aunque existe una enorme diferencia de precios de los genéricos en todo el mundo, Hill y col. señalaron en 2013 que los costos de los AAD de patente son muy bajos - por ejemplo, un ciclo de tratamiento de 12 semanas de sofosbuvir cuesta aproximadamente $ 101, y un ciclo de daclatasvir de 12 semanas cuesta $ 20 [74].
En la actualidad hay varios fabricantes de genéricos, y la competencia entre ellos está llevando a que sigan reduciendo los precios de los AAD. Los países de bajos ingresos como Pakistán e India tienen acceso a ingredientes farmacéuticos activos de bajo costo, pero la garantía de calidad de los productos es cuestionable. La información proveniente de países como Egipto, donde las autoridades aplican una garantía de calidad estricta de los medicamentos genéricos es muy promisoria. La OMS ha desarrollado un mecanismo para la garantía de la calidad de estos medicamentos a través de su programa de precalificación [75].
Los datos preliminares de un centro en Pakistán, basado en sofosbuvir genérico de bajo precio, mostraron una tasa de respuesta viral rápida del 86,8% en los pacientes con genotipo 3 (presentaron el resumen en la Semana de las Enfermedades Digestivas 2017). Asimismo, grupos de Rusia y Qatar que presentaron dos resúmenes sobre el tratamiento con genéricos en la reunión de la AASLD en Boston han mostrado excelentes resultados, con RVS de aproximadamente 92% y 95% respectivamente [76,77].
El interferón ha sido sin duda el pilar fundamental del tratamiento del VHC en el pasado, pero sus muchas desventajas y la introducción de alternativas seguras y eficaces en forma de AAD han limitado su uso, con riesgo de quedar obsoleto en el tratamiento del VHC en un futuro cercano. No hay razones médicas para abstenerse de usar AAD para el tratamiento del VHC, pero en los países de bajos ingresos -especialmente en la región de Asia-Pacífico- su penetración ha sido hasta ahora muy lenta. Actualmente, la única indicación para la terapia basada en IFN es cuando no hay acceso a AAD. Otro argumento a favor del IFN es que los asiáticos tienden a presentar una respuesta relativamente mejor, en parte debido al alelo IL28B; sin embargo, con regímenes basados en IFN no es posible erradicar el virus mundialmente. El acceso a los AAD es el tema principal que debe abordarse. Los esfuerzos realizados por Gilead Sciences, Inc. para suministrar su medicación a los 90 países con las cifras de producto interno bruto más bajas del mundo representan un paso apreciable en esa dirección.
El VHC tiene una alta tasa de replicación, lo que entraña una baja capacidad de corrección de la ARN-polimerasa dependiente del ARN del VHC [78,79]. Esto provoca una alta variación genética, incluso dentro de un único genotipo [80]. Por lo tanto, los individuos infectados con VHC tienen una mezcla de cepas genéticamente similares de HCV, con una cepa de tipo no mutada predominante que es sensible a fármacos (detectable al inicio de la terapia) y bajos niveles de cepas resistentes (no detectable al inicio de la terapia). Estas cepas resistentes tienen un aminoácido mutante que o bien disminuye la eficacia del AAD o hace que el virus sea más apto [81].
Al comenzar el tratamiento con AAD, hay un rápido descenso de la variante sensible, lo que negativiza el análisis cuantitativo del ARN del VHC. Si la duración de la terapia con AAD es suficientemente prolongada, al final del tratamiento se habrán eliminado las cepas sensibles, quedando la variante resistente a niveles bajos indetectables, de manera que los análisis cuantitativos del ARN del VHC siguen siendo negativos. Al interrumpirse el tratamiento, el cambio en el entorno competitivo (con la eliminación del tipo sensible) conduce a la aparición de cepas resistentes, causando recaída y falla de los AAD.
Hay distintas cepas de prevalencia variable asociadas a resistencia que están bien documentadas para diversos AAD. Por ejemplo, las variantes comunes asociadas a resistencia para el sofosbuvir son L159F, V321A y S282R. No hay datos disponibles para las dos primeras variantes, mientras que la tercera variante tiene baja resistencia, con una prevalencia de alrededor del 0,4%. Daclatasvir tiene una variante de alta resistencia, M28, con una prevalencia de 0.5-4.0%. Ledipasvir tiene dos variantes de alta resistencia, una de las cuales tiene una prevalencia de hasta el 100% para los genotipos 2 y 4 [82].
En general, la resistencia a los inhibidores de la proteasa NS34A, como el boceprevir, desaparece de la sangre periférica en unas semanas a meses, mientras que la resistencia a los inhibidores NS5A -como daclatasvir, ledipasvir y ombitasvir- persiste durante años [81]. El inhibidor de la polimerasa nucleosídica NS5B, el sofosbuvir, tiene la mayor barrera a la resistencia [82].
La resistencia de la AAD es un tema emergente que requiere una mayor evaluación. Es probable que en las futuras recomendaciones incluyan estudios sobre resistencia previo al tratamiento. En la actualidad, las directrices actualizadas de la AASLD 2016 recomiendan la evaluación de la resistencia NS5A en pacientes en los que fallen los AAD, especialmente antes de considerar elbasvir/grazoprevir para los pacientes con genotipo 1a [3]. Aparte del genotipo 1a, la resistencia NS5A es también muy común en el genotipo 3, que es más prevalente en Pakistán. Se necesita una mayor comprensión del tema para tratar a los pacientes en los que los AAD han fracasado en Pakistán, y estos pacientes -especialmente quienes tienen fibrosis avanzada- pueden necesitar refuerzo de la terapia con sofosbuvir/velpatasvir [57,58]. La resistencia del HCV a los AAD puede impedir que los pacientes alcancen una RVS, y los pacientes en los que fallen los AAD deben manejarse según las recomendaciones hechas en la sección correspondiente.
Con todos los AAD orales, y particularmente con la disponibilidad de regímenes pan-genotípicos que se administran una vez al día, el tratamiento para el VHC parece ser muy fácil, requiriendo una evaluación mínima. Dado que la prevalencia del VHC es muy alta en varios países con recursos limitados y con escasos hepatólogos y gastroenterólogos certificados, el tema requiere flexibilidad. Kattakuzhy y col. iniciaron el ensayo ASCEND con el fin de determinar la seguridad del tratamiento del VHC con AAD manejado por profesionales no especializados, y encontraron que era igualmente seguro y eficaz [83]. Los resultados son alentadores, pero teniendo en cuenta el contexto local, se deben implementar algunas modificaciones y limitaciones, como asegurar una formación adecuada de los médicos generales y animarlos a seguir las pautas y a derivar oportunamente a los pacientes con complicaciones y las poblaciones especiales. Esto se puede lograr con éxito utilizando teleclínicas - un modelo similar al proyecto ECHO [84].
Ventajas de los AAD:
Limitaciones de los AAD:
En esta sección, se estratifican pacientes con hepatitis C crónica elegibles para el tratamiento de acuerdo con los criterios diagnósticos, siguiendo los criterios aceptados internacionalmente en seis categorías basadas en el genotipo, con o sin tratamiento previo, falla del tratamiento, respuesta al tratamiento y cirrosis hepática. Estos parámetros están basados en la evidencia y son parte integral de las pautas de tratamiento de la AASLD, EASL, APASL y de otras sociedades regionales.
Los prestadores sanitarios cuentan con varias opciones a su disposición, guiando las prioridades sobre la base de la eficacia del tratamiento. Los médicos pueden seleccionar las opciones basándose en el estado del hígado del paciente y la disponibilidad/asequibilidad de los medicamentos.
Aunque las directrices ya no recomiendan el uso de regímenes basados en interferón, el acceso a los AAD sigue siendo muy difícil en varias partes del mundo, incluidos tanto países desarrollados como en desarrollo. Incluso hay algunos países en los que la única opción de tratamiento para la hepatitis C consiste en interferones. Si bien en las siguientes cascadas no se mencionan los regímenes basados en interferón como opciones, seguimos recomendando su uso en las regiones en las que los medicamentos orales no están disponibles. La dosis indicada de PEG-IFN alfa-2a es de 180 μg una vez por semana, mientras que la dosis de PEG-IFN alfa-2b debe basarse en el peso: 1,5 μg/kg por semana, como en las directrices/cascadas anteriores.
Las siguientes opciones están disponibles para pacientes con hepatitis C crónica (HCC), infección por genotipo 1, dependiendo de su respuesta anterior y el estado de su hígado.
Las siguientes opciones están disponibles para los pacientes con infección crónica por el genotipo 2 de hepatitis C, dependiendo de su respuesta previa y del estado de su hígado.
Las siguientes opciones están disponibles para los pacientes con infección crónica por genotipo 3 de la hepatitis C, dependiendo de su respuesta anterior y del estado de su hígado.
Las siguientes opciones están disponibles para los pacientes con infección crónica por el genotipo 4 de la hepatitis C, dependiendo de su respuesta anterior y el estado de su hígado.
Las siguientes opciones están disponibles para los pacientes con hepatitis C crónica por los genotipos 5 o 6, dependiendo de su respuesta anterior y el estado de su hígado.
A continuación se presentan las opciones para los pacientes que ya hayan recibido SOF/RBV con o sin PEG-IFN por una hepatitis C, pero que respondieron parcialmente o no respondieron en absoluto. Los respondedores parciales, por definición, son los pacientes cuya carga viral aumenta, pero <1 log10 UI/ml en comparación con la línea base después de 6 semanas de terapia.
Los datos relativos al uso de AAD son muy limitados en pacientes con más de un genotipo o con genotipos no tipificables. En estos pacientes, lo mejor es esperar hasta que se disponga de un medicamento pan-genotípico. Hasta entonces, si el tratamiento es inevitable, la elección, la combinación y la duración de los AAD deben maximizar la eficacia contra todos los genotipos representados, mientras que los regímenes del genotipo 1 deben ser preferidos para los casos no tipificables.
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